Hablar del desarrollo de nuevos productos implica hablar de diseño. Independientemente del enfoque que se utilice, los pasos que se siguen para ello suelen ser casi siempre los mismos, y aunque muchas empresas todavía hoy en día no lo saben, inconscientemente están aplicando conceptos de diseño en sus productos.
El desarrollo de nuevos productos o servicios implica una planificación estratégica, la definición de características, la puesta en marcha de los mecanismos empresariales necesarios para su desarrollo, y, finalmente, cuando el producto o servicio es una realidad, es necesario un estudio para un adecuado lanzamiento y posterior comercialización o puesta en el mercado.
Cada una de estas fases forma parte del desarrollo de cualquier proyecto de concepción de un nuevo producto o servicio o del rediseño de uno ya existente y, como tales, son parte del diseño como disciplina. El diseño es la herramienta que las empresas tienen a su alcance para reducir al máximo el riesgo de fracaso.