08
Jun
2018
Una de las principales dudas que surge a la hora de plantearse la puesta en marcha de un negocio, es: ¿qué forma jurídica es la mejor para mi idea? ¿Cuáles son las principales ventajas de cada una de ellas?
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Analicemos brevemente las formas más demandadas:

  • Persona autónoma/ empresario individual: es la forma de constituirse como empresa más demandada. El motivo es obvio: la facilidad. Tener una idea de negocio y pretender explotarla, desde esta forma jurídica es muy sencillo.  No dependes de nadie más, ni necesitas un capital mínimo y además puedes contar con una ayuda de autoempleo, siempre que las convocatorias estén abiertas. 
  • Comunidad de bienes (CB): aunque es una de las formas de asociarse entre autónomos más fáciles que existe, está tendiendo a desaparecer. La creación de ESPJs (Entidades Sin Personalidad Jurídica), es la nueva forma de asociarse; ya que en muchas situaciones, las y los emprendedores no cuentan con un bien común, capital, etc.
  • Sociedad Laboral: siguiendo en la línea del autoempleo pero marcando un poco el rumbo hacia lo que es la economía social, la otra apuesta fuerte que descubrimos son las sociedades laborales.  La línea de subvenciones generadas para el crecimiento de este tipo de sociedades hace plantearse esta oportunidad.

Este tipo de creaciones, necesitan un número mínimo de componentes, ya que es una sociedad (3 miembros) y un mínimo de capital común (3.005 €). 

Para este tipo de sociedades también se pueden encontrar líneas de ayuda para la creación de empleo.  Las ventajas son bastante interesantes ya que se cotiza en el Régimen General de la Seguridad Social y y, si la actividad va mal y cierra la empresa, se genera derecho al cobro de la prestación por desempleo y a acogerse al  FOGASA. 

Asimismo, se puede capitalizar la prestación por desempleo sin tener que depender de ninguna ayuda externa en cualquiera de las formas jurídicas comentadas. 

Debemos tener claro que la visión de las personas que deciden emprender en un proyecto, es de superación, de autocrítica, de capacidad, de resolución de conflictos, de seguridad pero ante todo, de crecimiento personal y profesional. 

Dejemos atrás la idea preconcebida de que los trabajadores autónomos no tenían alternativa antes de emprender y reconozcamos el esfuerzo, sacrificio y superación que supone darse de alta en un sueño.

Noelia Párraga (Gestora de Vivero de Empresas de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios de la provincia de Cáceres)

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