¿Qué hace Marset?
Marset es una empresa de Barcelona. La fundó mi abuelo en los años 40, pero no como una empresa de iluminación, sino como una empresa de fundición de metales. A partir de los años setenta empezamos la fabricación de lámparas, de lámparas decorativas, y fue a partir de los años noventa cuando empezamos un proceso importante vinculado al diseño contemporáneo, a trabajar con autores, el registro de nuevos modelos…
¿Por qué decidieron patentar su marca?
Yo creo que el hecho de crear cosas nuevas tiene un valor y, por tanto, hay que intentar registrarlo. Nosotros siempre nos hacemos la misma pregunta cuando hacemos un nuevo producto: ¿merece esta lámpara estar en el mundo? Porque en un mundo donde hay un exceso de todo, ¿qué podemos aportar nosotros? Bueno, pues eso que aportamos, que tiene un valor y que es el resultado de unir capacidades intelectuales muy diversas, hay que registrarlo.
¿Cuáles son los beneficios de registrar una marca?
Las empresas tienen que entender que registrar es bueno. Primero, porque el proceso de creación y ser realmente exclusivos y hacer algo distinto es bueno y es un factor diferencial y de éxito, si es bueno lo que hace. Y luego, porque si eso lo registras, te va a fortalecer.