‘Personal Branding’ podría definirse como “el conjunto de ideas, sensaciones y percepciones que adopta nuestro entorno como consecuencia de nuestros actos”. Es decir, la marca personal es lo que proyectamos de nosotros mismos a ojos de los demás, y es muy importante trabajarla para poder alcanzar nuestros objetivos personales. Pero, ¿por qué es tan importante?
Hace 10 o 15 años, cuando buscábamos posicionar nuestra marca personal tan solo podíamos hacerlo a través de nuestro entorno más directo: familiares, amigos, compañeros… Ahora, en cambio, los perfiles en redes sociales simplifican esta idea haciéndonos más visibles a ojos de cualquier persona.
No obstante, la marca personal de cada uno no se crea de la noche a la mañana. Es producto de un trabajo, de una actitud; que nos lleve a proyectar la imagen que queremos. Es importante seguir una hoja de ruta, o estrategia, que se resume en estos puntos:
- Definir una serie de objetivos personales y profesionales.
- Decidir en qué entorno nos vamos a mover para lograrlos.
- Definir aquello que nos diferencia, que nos hace únicos; y hacer de ello nuestra seña de identidad.
- Generar empatía con nuestro entorno.
Una vez definida la estrategia debemos pensar cómo la vamos a ejecutar. Por eso, además de estas ideas, existen tres conceptos básicos que es importante trabajar:
Definir un mensaje que queremos transmitir: es importante conocer cuál es el mensaje que queremos hacer llegar a partir de nuestra propia imagen.
Establecer un diseño/imagen: la imagen, la interfaz; que establezcamos de nosotros también es importante. Como dicen, “una imagen vale más que mil palabras”. Proyectar una buena imagen a primera vista es fundamental para lograr una marca personal eficaz.
Seleccionar unos canales: ¿a través de qué medios vamos a proyectar nuestra imagen? Los canales que utilizamos para comunicarnos dicen mucho de nosotros. Tener un blog o una página web que defina cómo somos o cómo pensamos puede ser muy diferenciador.
Pero, de la misma forma, todas estas ideas son aplicables también al mundo de los autónomos y la pequeña y mediana empresa: la imagen que proyecta nuestra marca debe aportar valores tales como la profesionalidad, compromiso, fidelidad… o, en definitiva, los que busquemos transmitir con nuestras actuaciones. Mediante estos valores, y a partir de una marca personal depurada y fuerte, podremos generar una comunidad basada en clientes que comparten las ideas que buscamos transmitir.
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